“La música, una caricia para el oído” y apoyo a la enseñanza
Sonidos, formas, figuras, emociones y movimientos corporales son parte de un método de estimulación artística que utiliza Luis Aurelio García Cruz en las cátedras a distancia que imparte a casi 600 niños de prescolar en Ixtepec, Oaxaca, desde que comenzó el ciclo escolar 2020-2021.
Impartir clases a distancia a través de un aparato electrónico, sin un acercamiento afectivo y emocional, ambiente en el que los niños están inquietos porque no salen de sus hogares, así como sus hijos, Luis Gubidxa y Susaba Guibá, fue lo que motivó a García Cruz a crear videos en los que resalta la música como arte desde los sentidos y la combina con expresiones corporales, por supuesto, apoyado en la pedagogía.
Acompañado de su guitarra y de un guion, el cantautor musicaliza temas como el de las figuras geométricas, el coronavirus, las sumas y las restas, así como las vocales. Elabora sus videos y los adapta a un contexto local.
Esta labor no es sencilla, pues dedica toda la semana a producir uno o dos videos. Con la ayuda de su esposa, Verónica, y de amigos ha logrado construir un concepto innovador de estimulación artística pedagógica.
Luis Aurelio García Cruz, de 34 años de edad, es consciente de que esta actividad no suple la relación afectiva directa entre los alumnos, pero comprueba que a través de las emociones y de la música los niños de nivel prescolar han avanzado mucho en la comprensión de los temas que ven con sus maestras por medio de sus clases a distancia.
Para él, la música es una caricia al oído y las percusiones son el corazón mismo. A partir de ese pensamiento ha recreado su material pedagógico para impartir clases a decenas de niños de 3 a 6 años de edad.
Naturaleza y tradición cultural
Señaló que para la elaboración de los audiovisuales se basa en los elementos naturales de la localidad, como un río, en las tradiciones culturales, la alimentación, los oficios, los animales endémicos y la flora, así como en los dichos y refranes.
Contó: “Mi mamá es cantora, y desde que estaba en su vientre me cantaba. Mi padre músico. Yo no fui a una academia a aprender música, se me dio y lo heredé a mis hijos. Cuando emprendí mi carrera como maestro de música, me autonombré profesor de estimulación artística y así he ido caminando. Mi esposa es pedagoga, entonces entre ella y mis hijos, quienes son mis primeros oyentes, y yo hemos visto que los videos ayudan, porque los hago de una forma sutil, fácil de entender y animados.
“Este concepto fue creado por mí y apoyado por mis amigos. Afortunadamente a los estudiantes les agrada, aunque al verlos en las redes sociales, al parecer, llama más la atención a los padres.”
García Cruz relató que el río Guigu Bicu, que atraviesa su ciudad natal, Ixtepec, ha sido un punto central en sus creaciones, pues su cauce cruza las cinco instituciones donde imparte su cátedra y eso hace que los menores se enteren de la existencia de un afluente natural, que es vida.
“Unir el contexto con lo artístico da resultados. Lo he comprobado en estos meses: los niños se sienten muy a gusto, me escriben sus padres, las profesoras están atentas y seguimos una pedagogía basada en las experiencias, narrativas, testimonios, lo que se vive en la cotidianidad, y ha funcionado. Sabemos que los niños no están pasándola bien encerrados, pero al menos al escuchar la música, sienten y disfrutan”.
Mientras continúe el ciclo escolar a distancia, García Cruz seguirá usando la música como herramienta pedagógica. Uno de sus retos es elaborar dos videos a la semana, hilar los textos, las temáticas y las emociones. Ha logrado mover de forma sensorial a los menores, y eso es grato para “sembrar en ellos la raíz”, esto es, el conocimiento a través de los sentidos.